17 de febrero de 2012

Tu vida y la mía

LAS BESTIAS MALDITAS II
Comencé a caminar hacia ninguna parte, pues ahí no existían los puntos cardinales, la bestia seguía mirándome, sin hacer nada más, era algo parecido a un lobo o a un coyote, sus orejas eran algo largas, sus colmillos filosos podían percibirse desde donde me encontraba, ojos pequeños pero profundos, que me cargaban con una mirada pesada y penetrante. Yo no sé si le tuve miedo o admiración, respeto o lástima, solo recuerdo que se materializó una figura femenina de algún lugar, intercambiamos palabras, juntamos nuestros labios y unimos nuestras vidas.

La bestia saltó y esa imagen quedó grabada en mi mente para siempre, con las fauces abiertas, mirándome con esa mirada pesada por hipnotizante, casi presumiendo el pelaje de su cuerpo, sus patas, su nariz, sus orejas, su lengua.

Yo caminé con mi figura femenina hacia algún punto del horizonte, mientras observaba que a mi alrededor salían distintas figuras humanas con sus propias bestias, unas bestias maravillosas a la vista de cualquier alma mortal. Estos entes trataban de acercarse a mí, no sé si para tocarme o tentarme, pero la bestia detrás de mí los ahuyentaba. Así fue por mucho tiempo, no sé cuanto pues el tiempo allá no se mide igual que aquí y entre más avanzábamos la bestia crecía más y más.

Inferí que la bestia venía con mi acompañante y nos protegería el tiempo que estuviera aquí, así que seguimos caminando hasta que me dijo "ahora que tu vida y la mía se han unido estamos listos". Así que me senté junto con ella a esperar mi siguiente epifanía.

parte anterior:

No hay comentarios: